Fernando Báez: qué dijeron los padres, los testigos y los acusados en el juicio

20 enero, 2023

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Fernando Baez Sosa padres

Fueron dos semanas y media en donde los jueces del Tribunal Oral de Dolores, Buenos Aires, escucharon decenas de testimonios de testigos, peritos, médicos y familiares que esclarecen cómo asesinaron a Fernando Báez Sosa.

Comenzó el lunes 2 de enero y culminó el 18 de enero, en coincidencia al tercer año del asesinato del joven hijo de paraguayos que fue atacado por una turba en Villa Gesell, Buenos Aires.

En el día 1 hablaron los padres de Fernando Báez Sosa.

"Fernando era muy feliz, no tenía enemigos" dijo la mamá Graciela Sosa. Comentó que para realizar ese viaje con amigos a Villa Gesell, Fer vendió su consola de videojuegos para ir a disfrutar. Lo peor fue cuando se enteró que su hijo estaba muerto. Se enteró a través de la llamada de la mamá de un compañero de Fernando.

Viajó hasta la morgue de Villa Gesell y la imagen de lo que quedó de su hijo, la destrozó: estaba con la cabeza destrozada, recordó en juicio. Llorando miró a los 8 rugbistas acusados y les preguntó ¿por qué hicieron eso?

Luego habló el papá, Silvino Baez, quien también recordó con dolor a Fernando y agregó: “Me llena de orgullo sentarme acá y hablar de él. Con Graciela siempre luchamos para que no le pase nada. Fernando era el ser más amado de mi vida. Los días más felices eran sábado y domingo porque estábamos todos juntos”.

"Fue un ataque feroz y sin piedad"

En el día 2 del juicio hablaron los amigos de Fernando para relatar y reconstruir los hechos. Identificaron a algunos de los rugbistas que participaron en este crimen: Enzo Comelli, Máximo Thomsen, Lucas y Luciano Pertossi, Matías Beniclli y Ayrton Viollaz. Ellos fueron sindicados como los atacantes.

"Fue un ataque feroz y sin piedad", dijo uno. Agregó a su relato que Máximo Thomsen fue el que propinó tres patadas en la mandíbula de Fernando, mientras que Enzo fue el que propinó un golpe que desestabilizó a Fernando.

“Le pegaban puntinazos en la cara”, agregó el testigo. Sospechan que el conflicto con los rugbiers inició por una riña dentro de la discoteca Le Brique y Fernando fue el que separó a los que se peleaban.

Lo involucraron en la escaramuza y los guardias lo sacaran del recinto. Cruzó la calle para comprar un helado y fue a sentarse con sus amigos para hablar de forma distendida hasta que lo atacaron. "Fue una emboscada", calificaron.

"Nunca vi nada igual, era saña"

El día 3 rompió el silencio Pablo Ventura, el joven que fue incriminado por los rugbistas y que estuvo a 470 kilómetros de la escena del crimen aquel fatídico 18 de enero del 2020.
Ventura aclaró que los rugbistas eran conocidos en pegar en grupo y "que siempre se suelen pelear después de jodas y a la salida de los boliches".

Ese mismo día declararon los guardias de la discoteca. El jefe de seguridad de Le Brique confesó que requirió ayuda para retirar a Thomsen.
“Nunca vi nada igual, era saña”, aseguró Muñoz quebrado en llanto y enfatizó: “Hace veinte años que trabajo de esto y nunca vi nada igual, todo patadas".

"Estaban muy risueños los muchachos"

El día 5 hablaron los policías que se encargaron de detener a los sospechosos. Cuando tuvieron conocimiento de la muerte, lo primero que hicieron fue pedir cámaras de seguridad para determinar dónde se fugaron los sospechosos. Llegaron hasta una casa en un pequeño bosque de Villa Gessell, eran las 10:30, cinco horas después del deceso, y ahí encontraron a los 8 rugbiers. “Estaban dormidos”, constató ese día el comisario Lucio Pintos, encargado de las pesquisas.

“Estaban muy risueños los muchachos", insistió Hugo Vásquez, uno de los encargados de hacer el peritaje y el allanamiento a la casa de los rugbiers.

Fue poco después de las risas que los miembros de la Policía Científica encontraron una zapatilla con manchas de sangre; era la sangre de Fernando según se comprobó en ADN.

Golpes fueron letales

Ya en el día 6, el 9 de enero, dieron su testimonio expertos en criminalística, peritos y médicos. Consultaron al forense: “Si la golpiza hubiera ocurrido justo en la puerta de un hospital, ¿Fernando se habría salvado?”. “No”, fue la tajante respuesta del Dr. Diego Duarte. Las lesiones que Fernando presentaba luego de la golpiza fueron su sentencia de muerte. No había nada que hacer. “Tenía una importante hemorragia dentro del cráneo”, explicó Duarte, quien se encargó de la autopsia. “Tenía golpes en el tórax, producto de un golpe directo.

También se observó un desgarro en el hígado fruto de los puntapiés de los rugbiers". En el informe de autopsia, los pulmones de Fernando también se constató que tenían contusiones y hemorragias.

Fernando “presentaba la mayoría de los golpes en la cara y el cráneo. Son zonas vitales”, enfatizó el Dr. Duarte.

Lo increíble y escabroso de todo esto es que en el cuerpo de Fernando había una marca del champión. Uno de marca que, a pesar de estar hecha de goma, demuestra la fuerza con la que impactó en el rostro del muchacho.

Argumento de la defensa

Por su parte, el abogado defensor, Hugo Tomei, cuestionó la ayuda médica que recibió Fernando esa noche de enero. Insinuó que la causa de la muerte del joven se debió a la mala praxis que le brindaron las personas.

Silvana Garibaldi, médica que asistió a Fernando respondió: “No conozco que haya habido decesos en una maniobra de reanimación. Es muy segura”, empezó declarando Garibaldi.

“La llamada de emergencia entró a las 5 a. m., la ambulancia salió a las 05:02 y se llegó 05:09 al lugar. Nos encontramos con un masculino, tirado en la vía pública, sin signos vitales. Ya estaba fallecido”.

Pacto de silencio

El día 7 el Tribunal Oral de Dolores analizó los chats de los jugadores en donde se informaban qué ocurría en esos minutos decisivos de la muerte de Fernando. Juraron un pacto de silencio, incluso. Tenían un grupo de WhatsApp "Los del Boca 3". Tras la golpiza se organizaron: “Vamos al centro a premiar (festejar)”, dijo uno de ellos. Y así lo hicieorn fueron a comer hamburguesas en un local de comida rápida.

Escribieron en otro grupo: “El Club del Azote”. Eran las 5:15 a.m. “Amigos […] creo que matamos a uno […] Todo Gesell está hablando de eso”.
“Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”, respondieron. Y así se selló el pacto de silencio, según la Fiscalía.

Al día siguiente, el perito César Guida confirmó que el cuerpo de la víctima tenía ADN de Blas Cinalli. La perito Norma Tramontini identificó un vaquero de Ciro Pertossi y un buzo de Blas Cinalli con evidencias de sangre.

Primer acusado en hablar

El día 9 fue una nueva jornada de pesquisas judiciales. Los miembros de la Policía Federal Argentina le dieron rostro a todas las imágenes de circuito cerrado. El juicio se basó en “poner a cada cara el nombre correcto” de los acusados. Los peritos policiales Cuenca, Matticoli, Pisoli y Bruzzese analizaron todos los videos de la noche fatal de Fernando Báez.

Luciano Pertossi rompió el silencio desde el banquillo de acusados. Era la primera vez que hablaba alguien: “Quiero hacer una aclaración. No declarar”, contestó Pertossi.

-“Quiero aclarar que yo no estoy ahí en el video, como están diciendo”.

“¿Dónde estaba usted?”, le preguntó el fiscal del caso.

-“No le voy a contestar”, respondió hostil.

- “¿Quién es el de remera negra que está detrás del auto?”, intentó por segunda vez el fiscal.

- “No se esfuerce en hacer preguntas porque no voy a contestar”, zanjó el rugbier.

Otros testigos

En el último día de la semana dos, el día 10, testificaron los bomberos que asistieron a Fernando y confirmaron que no tenia signos vitales. Se trata de Verónica Onieva y Javier Timoteo.

“Fuimos y nos encontramos con una persona en el piso a la cual le estaba haciendo RCP una mujer", dijo Onieva. Recibió el reporte de que había una persona inconsciente sobre la calle.

Añadió: "Le pedimos que nos deje intervenir y mi compañero comenzó a hacerle maniobras de RCP, le conectamos el DEA. Constatamos si tenía signos vitales: y no tenía”.
"Hicimos el relevo, yo le hice RCP y llegó la ambulancia. Después ayudamos a cargar el paciente a la camilla y lo trasladaron al hospital".

Declara otro acusado

El penúltimo día de las declaraciones, el día 12: Ciro Pertossi pidió declarar: “Cuando me doy cuenta que Fernando está en el piso, esa patada la frenamos”.
Reconoció que le dio una patada a Fernando, pero cuando lo vio tirado en el suelo no siguió pegándole y “frenó”.

Ciro Pertossi es quien desde el restaurante de comidas rápidas envió el audio que dice “chicos, de esto no se cuenta nada a nadie”. Sobre ese audio, explicó: “No quería que mis padres se enteren que nos habíamos peleado”. La Fiscalía y la querella intentaron hacerle preguntas, pero él no respondió y ahí terminó su declaración.

Testimonio de los padres de los sospechosos

Ese día hablaron la mamá de Enzo Comelli, María Alejandra Guillén, y la de Ayrton Viollaz, Erika Pizzatti. También el padre de Matías Benicelli, Héctor Eduardo Benicelli, y el de Luciano y Ciro Pertossi, Mauro Pertossi.

María Paula Cinalli, la madre de Blas Cinalli y tía de Ciro y Luciano Pertossi, fue la primera de los padres en declarar. Consideró lo ocurrido con Fernando como “un desastre” y “una desgracia muy grande”.

"Todo esto nos afectó mucho. Fue un hecho desgraciado, una desgracia muy grande. Nos ha afectado mucho, nos sigue afectando, no quiero ni pensar lo que han sufrido los padres de este joven fallecido, no quiero ni pensarlo”.

Mauro Pertossi, el padre de Ciro y Luciano, dijo: “Uno cree que las cosas están encaminadas en la vida y llega esto, y no sé qué pensar. Mis hijos no son asesinos, son chicos, son adolescentes, no puedo creer de lo que se está acusando”,.

Héctor Eduardo Benicelli, padre de Matías, expresó que siente “mucho dolor, angustia” y que “nunca” imaginó “pasar por una situación así”.
“Estamos acosados, no podemos salir a la vereda. Escucho cómo insultan mediáticamente a mi esposa. Fueron tres años de mucho dolor”.

Y así, después de 13 días de declaraciones, en donde los padres estuvieron presentes y revivieron esos momentos de dolor, finalizaron las declaraciones.
Los jueces convocaron a los alegatos finales a la Fiscalía y Querella para el 25 de enero y a la defensa para el 26. Estiman que la sentencia se leerá el 31 de enero.