El presidente del Instituto Paraguayo de Derecho Constitucional resaltó el valor vanguardista de la Constitución Nacional de 1992. Asimismo, manifestó su postura en contra de una reforma.

El 20 de junio de 1992 la Convención Nacional Constituyente sancionó la Constitución Nacional vigente, la primera carta magna democrática del Paraguay. Se cumplen 30 años de aquel hito histórico.

El doctor Robert Marcial González, presidente del Instituto Paraguayo de Derecho Constitucional, expresó que la Constitución Nacional vigente es vanguardista, a pesar de que pueda ser perfectible. Señaló que se consagró antes en ella derechos que en países europeos no eran incluidos en sus cartas magnas.

"Creo que el producto de aquella convención constituyente (1992) fue positivo y por muchas razones. Naturalmente es perfectible, con el tiempo nos hemos dado cuenta de que se podían haber hecho mejor las cosas. Pero hoy podemos mirar el vaso medio lleno, porque esta Constitución en primer lugar cerró la etapa", manifestó.

"En cuanto a la parte dogmática, nuestra Constitución es verdaderamente de vanguardia (...). Reconoció derechos que hasta hace nada todavía estaban exentos de muchos textos constitucionales europeos, como derechos vinculados al medioambiente, a la tercera edad, a la vivienda, a los derechos económicos, sociales y culturales, se dio para sí el Paraguay una forma bastante progresista de gobierno que es el Estado Social de Derecho", continuó.

Marcial González explicó que en materia de igualdad, la Constitución amplía los estándares de igualdad, que tradicionalmente solo era ante la ley.

"Nuestra Constitución amplía esos estándares. Busca no solamente esa igualdad formal ante la ley, sino que propicia una igualdad efectiva, genuina, material, sustancial, lo cual permite que en el desarrollo de políticas públicas, previa discusión dentro del juego político y democrático, se puedan conseguir avances significativos", señaló.

Reforma constitucional

El doctor manifestó su posición en contra de una reforma constitucional. Indicó que a la concepción de derechos le sigue la implementación y eficacia de ellos.

"Estoy categóricamente en desacuerdo con cualquier ejercicio de reforma constitucional", sentenció.

"(...) nos encontramos en un lugar donde el Estado se legitima a través de la intervención. Si no interviene para hacer efectivas las políticas públicas, el Estado no está cumpliendo su rol; nos dirigimos hacia una modelo donde el Estado se legitima a través de la eficacia. Sin que transitemos esa última fase, de nada sirve hoy tocar nuestra Constitución, más con los bueyes con los que estamos arando, que claramente están jugando otro partido y claramente a lo que apuntan es a tirar una bomba de humo para que las cosas continúen como están y sigan discutiendo sobre cuestiones mezquinas de poder", lanzó.