El Gobierno de Bolsonaro destituirá a los funcionarios con ideas "comunistas y socialistas"
El Gobierno de Jair Bolsonaro ha empezado una especie de 'caza de brujas' contra los funcionarios públicos con ideas "comunistas y socialistas" en su segundo día al frente de Brasil. La decisión fue una de las conclusiones de la primera reunión que el nuevo presidente mantuvo con sus 22 ministros, según explicó Onyx Lorenzoni, ministro de la Presidencia.
"La sociedad brasileña decidió por mayoría decir 'basta' a unas ideas socialistas y comunistas que, durante 30 años, nos llevaron a este caos que vivimos hoy de desempleo, de desestructuración del Estado, de inseguridad de las familias, de mala prestación de sanidad y de una escuela que en vez de educar, adoctrina", aseguró.
La revisión de buena parte del funcionariado público brasileño empezará por su propia cartera. Más de 300 cargos de confianza y funcionarios con contratos temporales del Palacio del Planalto serán despedidos en los próximos días.
Los interesados en volver al núcleo duro del Gobierno pasarán por un filtro del actual equipo, que revisará el perfil de cada funcionario y quién lo nombró para el cargo. El ministro precisó que las readmisiones se harán en función de "criterios técnicos".
El objetivo, según Lorenzoni, es la "despetización" del Gobierno, en referencia a la supuesta herencia en la administración del Partido de los Trabajadores (PT) de los ex presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff, que gobernaron el país entre 2003 y 2016.
Bolsonaro no hereda el Gobierno de la izquierda del PT, sino de Michel Temer, que en los últimos dos años y medio llevó a cabo unas cuyas políticas económicas de corte neoliberal (privatizaciones, recortes, austeridad en las cuentas, etc.) a las que el nuevo Gobierno de extrema derecha pretende dar continuidad.
"Tenemos la valentía de hacer desde el principio lo que el otro Gobierno [en referencia a Temer] no hizo... limpiar la casa, porque es la única forma de hacer las cosas con nuestras ideas y nuestros conceptos", aseguró la mano derecha de Bolsonaro, que lanzó otra puya al ex presidente.
Aseguró que en los últimos 30 días del Gobierno Temer hubo movimientos que causaron "extrañeza", tanto por el cuantioso volumen de recursos financieros destinados a ministerios como por los numerosos despidos y nuevos nombramientos, por lo que el actual presidente pidió a cada ministro que elabore un informe explicando qué pasó en los últimos días del anterior Gobierno.
Bolsonaro, por su parte, se mantuvo en un segundo plano, pero dejó un elocuente mensaje en Twitter sin mencionar directamente la polémica de los funcionarios: "Durante mucho tiempo, muchos brasileños fueron usados como una masa manipulable.
Perdieron su valiosa individualidad para volverse objeto y fuente de renta de políticos. El cambio tiene como objetivo liberarlos de la esclavitud política para devolverles el derecho a representarse a sí mismos".
La otra gran conclusión del primer consejo de ministros va en la línea de la reducción de la maquinaria del Estado que Bolsonaro convirtió en uno de los ejes de su campaña.
Se acordó hacer un censo de todos los inmuebles que tienen los ministerios en todas las capitales de los estados del país (se calcula que son casi 700.000), para centralizar oficinas y así poder cortar costes de alquiler y vender propiedades.
Antes de la reunión ministerial, Bolsonaro también anunció "concesiones en infraestructuras de ferrocarril, 12 aeropuertos y cuatro terminales portuarias para atraer una inversión de unos 7.000 millones de reales [unos 1.635 millones de euros]".
Con información de El Mundo