Emotiva boda de una paciente con cáncer se celebra en el INCAN

27 marzo, 2024

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casamiento de Fermín Fariña y Liana Narvaez en el INCAN

Fermín Fariña y Liana Narvaez se unieron ayer en matrimonio en el Instituto Nacional del Cáncer (INCAN), marcando un acto de amor y resistencia frente a la dura batalla de Liana contra el cáncer de cuello uterino. La sala que ha sido testigo del coraje de Liana durante su tratamiento se transformó en un altar de compromiso.

“Hace más de 25 años que estamos juntos, ella vino de Alberdi a vivir aquí. Desde el primer día que nos vimos ya me enamoré de ella”, relató Fermín.

Su historia comenzó en Itauguá, donde él trabajaba en construcción y ella, recién graduada de enfermería, luchaba por encontrar trabajo en un sistema que a menudo cierra sus puertas a los que carecen de contactos.

“En este ínterin tuvo dos operaciones, en su cadera y en su cuello”, contó el recién casado, quien actualmente no trabaja, apoyándose en su hija para continuar la lucha. A pesar de la gravedad de su condición, Liana mantiene una fe inquebrantable, utilizando la morfina solo en momentos de extrema necesidad. “Nunca perdió la fe, esto le sostiene”, afirmó su esposo.

“Mi esposa es muy fuerte, mucho más fuerte que todos nosotros. En estos momentos la enfermedad ya le afectó la cabeza, está perdiendo el conocimiento”, contó.

El matrimonio, un sueño pospuesto por las circunstancias, finalmente se hizo realidad gracias a la ayuda del director del INCAN y la administradora del instituto. “Nosotros ya teníamos planeado el casamiento, pero tiene también su gasto y cuesta”, explicó.

Durante la noche del martes y la madrugada de hoy Liana permaneció despierta, reviviendo cada momento de su unión, liberando a Fermín de un peso emocional que llevaba años cargando.

La pareja, padres de cuatro hijos, enfrenta un pronóstico médico desalentador, pero se aferran a la esperanza y a la fe. “El pronóstico que nos dio los médicos no es favorable, que hace rato ya tenía que dejarnos, pero sigue, tiene mucha fuerza ella. La última palabra la tiene Dios”, dijo Fariña.