El director del Instituto Nacional de Cardiología, Marcos Melgarejo, compartió detalles sobre el delicado estado de salud de Tatiana Benítez, joven trasplantada del corazón. Hace diecisiete años, en el Centro Médico Bautista la pequeña Tatiana, con apenas siete años, recibió un nuevo corazón.

“Tatiana es una niña que hace 17 años la hemos trasplantado por una cardiopatía terminal. Ella tuvo una evolución muy favorable y pasó por todas las etapas de la vida,” recordó Melgarejo.

Sin embargo, en el último año Tatiana comenzó a experimentar dolor en el pecho, un síntoma alarmante que llevó a los médicos a descubrir una obstrucción arterial. “Esto es un proceso normal que se presenta en la evolución al día de los trasplantados y se llama enfermedad vascular del injerto,” explicó el médico.

En noviembre, un stent fue colocado con éxito, abriendo la arteria obstruida y devolviéndole a Tatiana un respiro de alivio. Pero la tranquilidad fue efímera. En abril, el dolor regresó, y con él, la evidencia de nuevas lesiones arteriales severas.

Ante la adversidad, el equipo médico optó por una estrategia menos invasiva. “A la madrugada presentó una rígida grave, un paro, se le reanimó, entró en la terapia de cuidados intensivos,” relató Melgarejo sobre los momentos críticos que precedieron a la decisión de colocar cuatro stents adicionales en lugar de realizar una cirugía a corazón abierto.

Hoy, Tatiana se encuentra en un estado más estable, aunque delicado, en la unidad de cuidados intensivos. La comunidad médica y sus seres queridos esperan ansiosamente mientras se evalúa su recuperación neurológica tras la suspensión de la sedación.

“El punto fundamental es ver cómo ella se va despertando,” enfatizó Melgarejo, subrayando la importancia de las próximas horas en la vida de Tatiana.