Cambios bruscos es propicio para propagación de virus respiratorios
Los cambios bruscos de temperatura favorecen a la aparición de enfermedades que afectan las vías respiratorias, principalmente en lactantes y menores de dos años, entre ellas se encuentran los resfríos, la gripe o influenza, la laringitis, faringitis, otitis, sinusitis y amigdalitis
Es importante recordar que los más vulnerables a las bajas temperaturas son los niños, éstos necesitan un abrigo más que un adulto para estar protegidos y así mantener la temperatura corporal. La misma regla se aplica a los adultos mayores.
Desde la cartera sanitaria se insta padres a que, en días lluviosos, no expongan a sus hijos al ambiente húmedo. Cabe destacar que la humedad, sumada al clima fresco a frío, predispone a la persona a contraer enfermedades respiratorias, sobre todo a las alérgicas.
Por esto, es importante no enviar a los niños a la escuela o a la guardería si se encuentran con síntomas de enfermedad, de manera a impedir la dispersión masiva de los virus. Fiebre, tos, catarro, rinorrea son síntomas que requieren atención. Ante la presencia de éstos, es necesario acudir al servicio de salud más cercano para recibir el tratamiento correspondiente y evitar que el cuadro se complique y llegue a una neumonía o pulmonía.
Por otro lado, las personas que cuentan con antecedentes de alergia, fácilmente se descompensan si no están protegidas y no mantienen un control estricto con su médico.
“Prevenir antes que lamentar”
Nuestro país experimenta epidemias de virus respiratorios cada año, siendo los que imprimen mayor carga al sistema de salud el Virus Sincitial Respiratorio y los virus de Influenza. Este periodo de mayor actividad de virus respiratorios coincide con el otoño e invierno e históricamente el período que concentra el mayor número de casos se inicia los últimos días de mayo, extendiéndose hasta fines de agosto.
Esta situación, sumada a las condiciones climáticas propicias para la trasmisión de los virus respiratorios, hace necesaria la adopción de medidas para prevenir las Enfermedades Respiratorias, entre ellas la “etiqueta de la tos”.
Es muy sencilla y solo basta con aplicarla frecuentemente para tomar esta costumbre, que contribuye a evitar la dispersión de los virus. Consiste en utilizar la parte interna del brazo a la hora de estornudar o toser, en lugar de las manos.
Igualmente, otras medidas de prevención diarias importantes de aplicar son:
Lavarse las manos frecuentemente. Esto ayuda a la protección contra gérmenes. El uso de alcohol gel es una alternativa al lavado con agua y jabón en caso que éste último no sea posible.
Evitar el contacto directo con personas enfermas y, si es usted el que se encuentra enfermo, mantenga la distancia con otra gente para evitar la dispersión del virus.
Guardar reposo en el hogar. El reposo domiciliario ayudará a evitar el contagio a otras personas y a una mejor recuperación.
Evitar tocarse los ojos, la boca, la nariz. Los gérmenes pueden diseminarse cuando una persona toca algo que está contaminado con ellos y, luego, se toca los ojos, la nariz o la boca.
Mantener hábitos saludables. Un buen estado de higiene bucal y personal, dormir bien, mantenerse activo físicamente, en lo posible controlar el estrés, beber mucho líquido y comer alimentos nutritivos son hábitos que mejoran el estado de salud. Evitar cambios bruscos de temperatura y corregir factores ambientales como la contaminación del aire interior (por ejemplo, no fumando al interior de la casa), fomentando una higiene correcta en los hogares son igualmente claves.
Evitar el intercambio de saliva. Utensilios como vasos, bombillas de tereré, chupetes, mamaderas, juguetes u otros utensilios que se lleven a la boca deben ser utilizados a modo personal.
Desinfectar sitios comunes. Es importante prestar atención a la desinfección frecuente de superficies de “alto nivel de contacto”, como picaportes y equipos comunes, auriculares de teléfono, mouses de computadoras, con hipoclorito de sodio (Lavandina).
Vacunarse. Las vacunas contra la influenza hacen que el sistema inmune desarrolle anticuerpos aproximadamente dos semanas después de la vacunación, brindando así protección contra la infección con los virus incluidos en la misma. Controlar el carnet de vacunación para verificar que los esquemas de toda la familia estén completos es fundamental.
No automedicarse. Consumir medicamentos únicamente prescriptos por el médico.