Nokia resurge de sus cenizas y puede liderar el mercado del 5G

30 junio, 2019

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Así lo proclama Rajeev Suri, el presidente indio de la multinacional finlandesa que dominó el mercado mundial de los teléfonos móviles hace no tanto… Y a la que muchos daban por muerta.

Así lo proclama Rajeev Suri, el presidente indio de la multinacional finlandesa que dominó el mercado mundial de los teléfonos móviles hace no tanto… Y a la que muchos daban por muerta.

Pues no. Se ha reinventado y ahora se dedica a otra cosa. Como ha hecho a lo largo de su historia para sobrevivir nada menos que siglo y medio. Dejó de vender móviles como antes dejó de vender neumáticos, y mucho antes zapatos… Aunque ya no compite en el mercado de los smartphones, sigue vendiendo móviles ‘tontos’, más que nada por nostalgia. «Por el inmenso amor a la marca que tienen millones de personas», explica floridamente Rajeev Suri (Nueva Delhi, 51 años). Pero su verdadero negocio no es ese.

A la chita callando y de la mano de este CEO atípico que la rescató de las cenizas, Nokia se ha convertido en el segundo proveedor de hardware y servicios para operadores de telefonía, por detrás de la china Huawei y por delante de la sueca Ericsson. Y ahora tiene la posibilidad de encaramarse otra vez a lo más alto, gracias al veto de Donald Trump a Huawei. Una carambola que beneficia a las dos compañías europeas en liza por los contratos millonarios para desplegar las redes 5G.

DE LA MADERA AL CABLE

Es llamativo que la India haya colocado a una generación de ejecutivos en la cúspide de los gigantes tecnológicos. Hasta una docena. ¿Por qué? «Porque logran resultados extraordinarios sin hacer mucho ruido. Combinan humildad y ambición», según un estudio de la Universidad Southern New Hampshire. Es otro estilo. Como dice el propio Suri: «Me gusta que me lleven la contraria. No quiero que mis empleados me digan sí. Quiero que me digan no».

¿Nokia? Los nativos digitales se encogen de hombros si se les pregunta por Nokia. Eran unos críos cuando sus padres tenían un terminal de esa marca, o una BlackBerry, en el bolsillo. ¿Un teléfono sin pantalla táctil, sin conexión a Internet? ¡Qué antigualla! Pero estamos hablando de la tecnología punta de hace doce años.

Lo cierto es que no hay quien entierre a Nokia. La compañía, con sede en Espoo, a las afueras de Helsinki, fue fundada por un ingeniero llamado Fredrik Idestam y su esposa Gladys en 1865. La pareja se instaló en una cabaña a orillas de un río y montó una serrería. Y luego otra… Alrededor de la cual se creó un pueblo llamado Nokia.

Por entonces, Finlandia ni siquiera existía; pertenecía a la Rusia de los zares. Nokia era una compañía maderera, que vendía cajas de cartón y hasta papel higiénico. Se asoció a una empresa de caucho y vendió zapatos, pelotas, gabardinas, etc. Una nueva alianza, con una fábrica de cables, metió a Nokia en el sector de las telecomunicaciones.

Nokia ha estado en todas las batallas tecnológicas desde los años 60. Radiotransmisores, semiconductores, microondas, etc. Y en 1982 lanzó al mercado su primer teléfono móvil. Un cachivache que pesaba casi diez kilos. Fue poniendo a dieta a sus prototipos hasta que perdieron el aspecto de ‘zapatófono’. Lanzó el estilizado Nokia 3110, que no llegaba a 150 gramos, incluida la batería. Y los finlandeses se convirtieron en los amos del universo durante una década prodigiosa, entre 1998 y 2009, cuando cuatro de cada diez móviles eran Nokia.

Todo empezó a desmoronarse cuando Steve Jobs se subió a un escenario y presentó el primer iPhone en 2007. El mundo cambió para siempre. El sistema operativo iOS de Apple era como una tecnología extraterrestre en comparación con el vetusto Symbian que palpitaba en el corazón de los Nokia. Sus usuarios tomaron nota y comenzaron a desertar. Google también hizo lo mismo y lanzó su propio sistema, el Android, y la coreana Samsung, y luego los fabricantes chinos lo instalaron de serie en sus móviles y subieron como la espuma.

Nokia se empeñó en desarrollar su propio sistema operativo, llamado MeeGo, como ahora amaga hacer Huawei con el ArKOS. Fue como tocar el piano mientras el Titanic se hundía. Sus acciones cayeron de 50 dólares a menos de 3. A la desesperada, fichó como CEO a Stephen Elop, un ex de Microsoft, el primer presidente no finlandés en su historia. Se comportó como el caballo de Troya. Elop adoptó el sistema Windows Phone de Microsoft y acabó vendiendo la división de móviles de Nokia a su antigua compañía. Fue una operación ruinosa para todos, excepto para el propio Elop, que se embolsó 24 millones de euros por los servicios prestados. Microsoft tiró a la basura 5500 millones de euros y al final dejó de vender móviles; y en cuanto a Nokia… Casi no lo cuenta.

CONVERTIRSE EN INSTALADOR

Esta debacle la contempló Suri desde una discreta segunda fila. Había entrado en el departamento de márketing de la compañía en 1995. «No podía ni soñar que algún día me convertiría en CEO.

Todavía se me hace raro», confiesa. Pero ya apuntaba maneras desde el colegio. «En vez de una mochila, llevaba un maletín de ejecutivo. Era muy tímido. Con los años, y en especial desde que ingresé en el Instituto de Tecnología de Manipal [algo así como el MIT indio], empecé a superar mis inseguridades y me fui planteando retos mucho más altos». Allí estudió Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones. Hoy reside en Helsinki junto a su mujer, Nina Alag, ingeniera y empresaria. Y tienen dos hijos veinteañeros, Ankit y Anish, uno es ejecutivo y el otro compositor musical. La familia ha vivido ya en siete países.

Suri lideraba la única división que daba dinero a Nokia (la de equipamientos para redes de telefonía, datos y distribución de señales de televisión) cuando fue nombrado CEO en 2014. Una de sus primeras decisiones fue potenciarla. Ya se había aliado a la alemana Siemens, e incorporó además a la francesa Alcatel y a la norteamericana Lucent. En resumen, cambió el traje de vendedor por el mono azul de instalador. Hoy opera en 150 países y vuelve a superar los 100.000 empleados, casi el doble que a su llegada. De todos modos, Nokia era demasiado grande como para que el Gobierno finlandés la dejase caer. Su declive hundió un tercio el PIB de Finlandia. En 2015, la tasa de paro rozaba el diez por ciento, el peor registro del siglo. «Steve Jobs se llevó nuestros trabajos», resumió Alexander Stubb, actual ministro de Economía. El Estado es accionista, aunque minoritario. El mayoritario es el fondo de inversiones BlackRock, con sede en Nueva York, que aprovechó la crisis mundial para colocarse en todas partes: operadoras, bancos, etc. Hoy gestiona cinco billones de euros, casi el PIB conjunto de Alemania y Francia. Y es la fuerza en la sombra del capitalismo.

Nokia vuelve a vender móviles, reeditando sus viejos éxitos como una banda de rock que saca un disco recopilatorio. El mítico 3310 aprovecha el atractivo de la desconexión para ciertos usuarios, hartos de vivir pendientes de la pantalla de su terminal. No obstante, en la nueva versión de otro clásico, el 8110 —el de la película Matrix— ya se puede instalar WhatsApp. Pero Suri sabe que esa no es su guerra.

Donde sí que puede presentar batalla es en la implantación del 5G. «Habrá 50.000 millones de aparatos y sensores conectados a Internet en 2025. Y eso dará oportunidades». Suri ya veía venir que la gran oportunidad de Nokia pasaba por el bloqueo norteamericano a Huawei, si es que se hace efectivo a partir del 19 de agosto… Hay muchas presiones, incluso de Google, para que Trump lo deje correr.

Sobre el tablero geopolítico, todos mueven ficha. De momento, Nokia ha incrementado el número de pedidos de esta tecnología. Pero la compañía china ha contraatacado. Será la encargada de poner en marcha la red 5G en Rusia tras un pacto con el gobierno de Putin.

Y lo que empieza a vislumbrarse, según los analistas, es una nueva guerra fría. La globalización puede acabar despedazada en bloques tecnológicos de influencia. Los países europeos están a la expectativa. Y no tienen un frente único. ¿Puede aprovechar precisamente la UE para montar un Silicon Valley europeo que compita con chinos y estadounidenses? Dudoso. Porque el tamaño importa. Para hacerse una idea, compañías como Microsoft valen tanto como las 35 que cotizan en el IBEX.

¿Cuál es la baza que jugará Nokia? Precisamente, la seguridad. El 5G no solo porque será la entrada a millones de hogares, sino porque los gobiernos dotarán a sus agencias de esta tecnología. Y Huawei tiene la fama que tiene, aunque nunca se hayan probado las acusaciones de espionaje.

¿Pero está Nokia preparada para tomar el relevo de Huawei? Nokia cerró el primer trimestre con unas pérdidas de 446 millones de euros. Y es que la implantación del 5G no va tan rápido como se vaticinaba. Los analistas han revisado sus plazos. Este año apenas llegará a 4 millones de usuarios, de manera experimental, y el que viene a 50, la mayoría en Asia. El verdadero despegue debe comenzar en 2022, cuando se superarán los 500 millones. Y habrá más de mil millones en 2023… Llegue antes o después, Suri lo tiene claro: «El mundo no te va a esperar».

Con información de Carlos Manuel Sánchez, XLSemanal