Hallan agua en un exoplaneta situado en la 'zona habitable' de su sistema solar

27 septiembre, 2019

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Hace 4 años, la nave Kepler de la NASA descubrió un nuevo exoplaneta orbitando una pequeña estrella a 111 años-luz de distancia (unos 1.000 billones de kilómetros).

Hace 4 años, la nave Kepler de la NASA descubrió un nuevo exoplaneta orbitando una pequeña estrella a 111 años-luz de distancia (unos 1.000 billones de kilómetros). El planeta (con una masa ocho veces mayor que la Tierra, lo que lo sitúa en la categoría de las 'supertierras') fue bautizado como 'K2-18b'.

Tras su descubrimiento, los científicos estuvieron recogiendo datos sobre el mismo hasta 2018, interesados porque teóricamente se encontraba dentro de lo que llamamos la "zona habitable" de su sistema solar.

Recordemos que dicha 'habitabilidad' se ha medido, tradicionalmente, en base a un único criterio: que la temperatura en su superficie sea lo bastante moderada como para albergar agua líquida. Aunque quizá eso, por lo que empezamos a saber, sea un criterio insuficiente.

Y apareció el agua

Ahora, tras el análisis de las observaciones realizadas por dos equipos científicos diferentes gracias al telescopio Hubble, y publicados en la revista Nature sabemos que K2-18b cuenta con atmósfera y que ésta alberga, al menos, vapor de agua.

Y este simple dato acaba de convertir a este exoplaneta (potencialmente rocoso, como Marte o la Tierra) en el mejor candidato que conocemos para albergar vida fuera de nuestro Sistema Solar. Tanto si eres de la escuela de Fox Mulder y "quieres creer", como si consideras una buena noticia contar con un 'planeta B' por si algún día nos cargamos el nuestro, esto te parecerá sin duda una gran noticia.

Giovanna Tinetti, profesora del University College London (UCL) y autora principal de la investigación, prefiere definirla como "alucinante".
El problema de la enana roja
Sin embargo, precisamente por situarse en la zona habitable de su sistema solar, había científicos que no confiaban en que se pudiera encontrar agua en él.

Sin duda esto te parecerá contradictorio, pero tiene una explicación: su estrella no es una enana amarilla, como nuestro Sol, sino una enana roja, un tipo de cuerpo estelar más inestable, lo que periódicamente las lleva a emitir llamaradas que podrían arrasar la atmósfera de los planetas más cercanos.

Y esto fue exactamente lo que le ocurrió al que hasta hace nada era el exoplaneta potencialmente habitable más cercano a nosotros: Próxima b. Gracias a una de esas llamaradas, emitida por Próxima Centauri en marzo de 2017 y tan potente que pudo observarse brevemente a simple vista desde la Tierra, los científicos creen que Próxima b ya sólo es el exoplaneta más cercano a nosotros.

 

Con información de Xataka.com